lunes, 8 de febrero de 2010
Tu bebé (de 0 a 4 meses) - Darle de comer - El Biberón
Si no puedes o decides no dar de mamar a tu bebé, no debes preocuparte: hay muchísimos bebés –cada vez más- que se alimentan de biberones y que da gloria verles (la mía -sin ir más lejos-, y ni ha tenido cólicos, ni problemas de gases... y siempre ha tenido una talla bastante más grande de la que le corresponde!). Sólo tiene una desventaja, y es que, al menos los primeros meses de vida, lo mejor sigue siendo la leche materna, pero tiene muuuchas ventajas, la más importante es que NO ERES LA ÚNICA QUE LE PUEDE DAR DE COMER!!!! si cuando estés leyendo esto aún no has dado a luz, no eres plenamente consciente de lo que esto significa, de hecho ¡ni te haces a la idea.! Te aseguro que los tres primeros meses –al menos- que tu bebé te va a pedir comer cada tres horas DÍA Y NOCHE son agotadores, extenuantes, una esclavitud brutal... y si encima eres tú la única que puedes atenderle... no te quiero ni contar. Incluso las madres más abnegadas que están más de los primeros tres o cuatro meses dando de mamar a sus bebés te reconocerán en algún momento lo duro que es esto!!!!.
Si vas a dar biberones a tu peque (desde el principio o más adelante), te cuento cómo va:
Mientras estés en el hospital, en cuanto veas que el bebé se despierta o empieza a revolverse –probablemente, cada tres horas de reloj-, avisas a la enfermera y te traen el biberón preparado con la cantidad que le corresponde. Los biberones se miden en mililitros, y las dosis se calculan de la siguiente manera: por cada día de vida del bebé, 10 mililitros. Esto es: el primer día, le darán sólo 10 mililitros de leche en cada toma (la cantidad es ridícula, es cierto, pero no te tires al cuello de la enfermera culpándola de matar de hambre a tu bebé... parece ser que es lo que debe comer!!!); el segundo día, 20 mililitros en cada toma y así sucesivamente.
En cambio, en el caso de lactancia materna, los pediatras suelen indicar que se dé “a petición”, es decir: tantas veces y tanta cantidad como pida el bebé... curioso...
Si tu bebé es tragoncete y se queda con hambre en todas las tomas -como me pasaba a mí-, coméntaselo al pediatra de planta y negócialo con él/ella que le aumenten la dosis... las enfermeras sólo harán lo que el pediatra les paute, o sea que no te desgañites con ellas! ;o).
En casa continúas con este sistema. Probablemente te preguntes, como me pasó a mí, qué pasará cuando llegues al tope del biberón!!! Jejeje... bueno, no te preocupes, llega un momento que temporalmente se estabiliza lo que come tu bebé. Eso lo comprobarás porque empieza a dejarse parte del biberón, lo que significa que está satisfecho con menos, o sea que no tendrás que seguir aumentándole la dosis. A mí me ocurrió cuando la peque llegó a 90ml., que no necesitó que se siguiera aumentando, hasta pasada una semana o así, que se empezaba a quedar con hambre de nuevo.
¿Y qué haces entones? ¿subes a 100ml., no? Pues no.
Aquí cambia la historia: aunque en el hospital te vayan dando de 10ml en 10ml al día, luego resulta que cuando tú vayas a preparar el bibe en casa, el pediatra te dirá que vayas haciéndolo en medidas múltiplos de 30ml. Los botes de fórmula vienen con una cucharilla que es la medida que corresponde para 30ml. de agua, o sea que lo lógico es que vayas preparando los bibes en medidas de 30ml. en 30ml., es decir, que cuando tu bebé ya no se quede satisfecho con 90ml., y tengas que aumentarle la dosis, tienes que empezar a hacerle 120ml., que es la siguiente medida. Entonces empezará por dejarse parte del bibe durante un tiempo... luego se lo acabará entero siempre... luego no le resultará suficiente y se empezará a quedar con hambre... y ahí es cuando puedes volver a subir la dosis, esta vez a 150ml. UUUUUFFFFF!!!! ;o)
Mi recomendación:
Si no lo habías previsto y no has comprado biberones para tener luego en casa, o si simplemente prefieres estar más tranquila las primeras horas y no cambiarle de biberón, hazte amiga de alguna de las enfermeras y cuando te vayas a ir, pídele que te dé algunos biberones preparados (los tienen con la mezcla ya hecha) para las primeras horas. Además, los que usan en el hospital habitualmente son de cristal, o sea que te van a venir muy bien para calentar agua en ellos en adelante (no conviene meter los biberones de plástico en el microondas porque tienen un componente que es el blisfenol A que se va degradando con el calor y no es bueno para el bebé –aunque no hay que asustarse demasiado!!!-). Yo lo que hago es calentar el agua (yo le doy agua mineral) en uno de cristal en el microondas, y una vez caliente pasarla al de plástico y ahí le añado los polvos.
Con respecto al agua que vayas a usar, como siempre, sigue la recomendación del pediatra, pero puede ser o bien agua del grifo que previamente la hiervas unos diez minutos y luego la embotelles, o agua minera de baja mineralización –algunos pediatras te dicen que hiervas incluso el agua mineral, yo no lo hago-.
La leche de fórmula –para cuando la tengas que empezar a comprar- es de tres tipos:
- De Inicio o “fórmula 1” que es la que cubre todas las necesidades del peque desde que nace hasta los seis meses
- De Continuación o “fórmula 2” que cubre la etapa desde los 6 a los 12 meses
- De crecimiento que es la que se puede tomar a partir de los 12 meses, durante toda la etapa preescolar
Importante: La leche de fórmula se pone agria con cierta rapidez, o sea que si el biberón no se toma en una hora desde que se prepara, hay que desecharlo y preparar otro. Del mismo modo, cualquier resto de leche que no se haya tomado el bebé SE TIRA.
Cuando tengo que salir y llevarme su comida para dársela fuera de casa –y va a pasar más de una hora-, lo que hago es: pongo la medida de agua en el biberón de cristal y lo caliento al menos el doble de tiempo (depende de cuanto falte para la toma). Lo cierro herméticamente y lo meto en un termo de biberones (es una funda con un interior aislante que mantiene el contenido del biberón caliente). Aparte, llevo el biberón de plástico y la medida de polvos que le corresponde en un bote especial para llevarlo. Así, cuando llega el momento, si el agua está muy caliente la enfrías un poco –o viceversa-, la echas en el bibe, encima los polvos, y voilá!.
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